El Alfred Dunhill Championship arranca en Sudáfrica con nuevo escenario y fuertes complicaciones por las lluvias
El Alfred Dunhill Championship, uno de los torneos más emblemáticos del golf sudafricano y parte del DP World Tour, ha dado comienzo esta semana marcado por importantes novedades y desafíos. Tras años disputándose en el mítico Leopard Creek, el campeonato se estrena en un nuevo escenario, un cambio que ya generaba expectación incluso antes de que las primeras bolas volaran. Sin embargo, el protagonismo en este arranque ha sido para las intensas lluvias, que han complicado seriamente la preparación del campo y el desarrollo de la primera jornada.
Las precipitaciones de los últimos días han dejado el recorrido con zonas encharcadas, bunkers inundados y greens más lentos de lo habitual, obligando a los organizadores a adaptar horarios, reforzar el drenaje y trabajar contrarreloj para garantizar condiciones jugables. Aunque el torneo ha logrado ponerse en marcha, todo apunta a que los jugadores tendrán que lidiar con un campo exigente, húmedo y muy distinto al que habían visto en las rondas de práctica.
El traslado desde Leopard Creek —uno de los campos más icónicos del continente, conocido por su diseño impecable y su cercanía al Parque Nacional Kruger— representaba ya un cambio significativo en la identidad del torneo. Ahora, el nuevo escenario enfrenta su propia prueba de fuego bajo circunstancias meteorológicas adversas que pondrán a prueba tanto a la organización como a los competidores.
A pesar de las dificultades, el Alfred Dunhill Championship mantiene intacto su prestigio. El torneo sigue siendo una cita clave para muchos jugadores en busca de un buen inicio de temporada en el DP World Tour, puntos en el ranking y, por supuesto, la oportunidad de comenzar el año con un título de enorme valor.
Todo parece indicar que esta edición será recordada no solo por su cambio de sede, sino también por la resiliencia de jugadores y personal ante unas condiciones que elevarán el desafío a un nuevo nivel. El golf en Sudáfrica vuelve a demostrar que, incluso frente a la naturaleza más impredecible, el espectáculo continúa.